- Estudios afirman que las chilenas comienzan su vida sexual a la edad de 16, mientras que hace sólo pocos años, lo hacían a los 24. Para hacer frente a esa realidad, Aprofa propone una educación sexual de calidad.
- A menores ingresos económicos la exposición es mayor a iniciación sexual a edades tempranas, probabilidades de embarazo en la adolescencia, contagios de infecciones de transmisión sexual, incluido el VIH, etc.
Según cifras del Ministerio de Salud, 22.349 adolescentes quedaron embarazadas durante 2016, de las cuales 678 eran menores de 14 años. Ante la cifra, la Asociación Chilena de Protección de la Familia – Aprofa- manifestó su inquietud no sólo por los costos sociales de esa situación, sino por el hecho de la edad de inicio en la vida sexual activa, es cada vez más temprana.
Estudios realizados por el Centro de Estudios Sociales Experimentales Oxford y la Universidad de Santiago, la edad promedio de iniciación sexual para las mujeres en Chile es a los 16 años, mientras que el grupo que hoy tiene 55 años y más, estaba cerca de los 24 años.
La directora ejecutiva de la entidad Débora Solís señala que esa baja tiene más de una explicación, “pero sin lugar a dudas, el no tener acceso a educación en sexualidad de calidad y servicios de salud pertinentes, aumentan las posibilidades de tomar decisiones que puedan poner en riesgo sus vidas y proyecciones futuras”.
La institución ha indicado en varias ocasiones la imperiosa necesidad de que la educación en sexualidad forme parte de los currículos escolares desde los primeros cursos y no sólo en la Educación Media, como se suele abordar. Para la entidad hacerlo en niveles superiores es llegar tarde.
“Hace muchísimo tiempo que nuestro país no cuenta con una política dedicada a la educación en sexualidad en los establecimientos educativos chilenos. Las niñas, niños y jóvenes que asisten a la educación pública no tienen la posibilidad de recibir de manera permanente y como parte de la tarea educativa, los contenidos y habilidades necesarias para asumir su vida sexual de manera plena, pero también informada y responsable”, enfatizó a la vez que hizo notar que estudios realizados en Chile dan cuenta que existe una relación directa entre nivel socio económico y comportamiento en sexualidad en general, incluida la iniciación sexual. A menores ingresos económicos la exposición es mayor a iniciación sexual a edades tempranas, probabilidades de embarazo en la adolescencia, contagios de infecciones de transmisión sexual, incluido el VIH, etc.
Aprofa también ha reiterado en muchas ocasiones que unas de las fortalezas de acceder a educación sexual desde los inicios de la escolaridad, es justamente aprender a tomar decisiones y resistir a presiones de sus pares, adultos o ambientes en los que crecen y a negociar si efectivamente quieren iniciarse y en qué condiciones lo van a hacer. “Por ejemplo el uso del condón, como una requisito para tener relaciones sexuales”, indica la experta.
La educación en sexualidad, sostiene la directora de Aprofa, es capaz de llenar de contenidos un proyecto de vida y retrasar no solo la iniciación sexual, sino que la maternidad o paternidad para futuros en que estén mejor preparados y donde este evento no altere su biografía, “sino que por el contrario sea una buena noticia para la vida de estas personas”.
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